Nosotros éramos una pareja que habíamos vivido 25 años de nuestra vida unidos únicamente por el matrimonio civil.. Nos encontrábamos con la gran inquietud de unirnos por el sacramento del matrimonio eclesiástico; eran también momentos difíciles en nuestra relación,, motivos por los cuales nos acercamos al convento y fue así como a través de las bellas enseñanzas de Mons. Felipe Aguirre Franco y de las Discípulas, hoy nos encontramos viviendo enamorados del hermoso carisma de Jesús Buen Pastor, ha sido un caminar a su lado, el cual nos ha regalado muchos frutos en nuestra vida esponsal y en la de nuestra Familia.

Parece que apenas ha pasado el tiempo desde aquella ocasión en que pisamos por primera vez el Convento Jesús Buen Pastor, invitados por unos compadres, para tomar clases de Biblia en la sala principal de la casa, ahora llamada “Casa Alma Mater”. Ese día fue el primero de muchos más que, se han sumado en el transcurso de 26 años, en el que hemos apreciado su entrega de una manera responsable y amorosa, Damos gracias a Dios por habernos permitido ser parte de la Congregación, el pertenecer a ella nos ha ayudado a conocer más a Dios y ha influido de manera considerable para nuestro bien en nuestra vida de pareja y de familia. Gracias hermanas por “Amar, servir y Evangelizar”.

Conocimos el convento en el año 2019 y 2020 respectivamente. Lo que nos llamó la atención fue la cercanía y la escucha por parte de las Madres del convento, por la formación misionera que han ofertado, pero sobre todo lo que nos atrajo a hacer parte el Carisma de Amar, Servir y Evangelizar fue la mirada de Misericordia que en todo momento expresan los que han optado por hacer suyo este bello carisma. Este carisma nos ha transformado a lo largo de estos años, fortaleciendo nuestra vida de fe, nuestro matrimonio e impactando en nuestra vida social, sabiendo acoger a ovejas perdidas o sufrientes, buscando la Misericordia de Dios. Nosotros, como coordinadores de la comunidad de Jóvenes Misioneros de Jesús Buen Pastor queremos transmitir su amor y recordar en todo momento que “El Buen Pastor me miró con misericordia y me eligió”